Inca es una ciudad llena de artesanos capaces de crear productos únicos y especiales, tanto de la deliciosa gastronomía de la isla, como sus famosos productos de piel, cerámica y mucho más.
Són conegudes també amb el nom de “galletes d’Inca”. Es comencen a produir en el segle XIX, com a substitut del pa dels mariners que passaven llargues temporades a la mar. És un producte que es conserva en perfecte estat durant molt de temps i és fàcil d’emmagatzemar. És per aquest motiu que també es denomina “pa de barca”.
S’elaboren amb oli, farina, llevat i sal. Tenen forma ovalada amb una petita depressió enmig.
A Inca hi ha alguns forns que encara avui produeixen de forma artesanal aquestes galletes. A més, també existeix la fàbrica Quely, pionera en la producció de galletes d’Inca i que actualment segueix fabricant i venent internacionalment aquest producte tan mallorquí.
Poden menjar-se acompanyades tant de dolç (melmelada, xocolata, etc.) així com salat (embotits, sobrassada, formatge, etc) o untades amb un poc d’oli i sal.
La ensaimada es uno de nuestros dulces más típicos, y tiene un origen muy peculiar, como nos cuenta Joan Seguí del Forn Sant Francesc en su libro Forn Sant Francesc. Panadería y respostería tradicional. “La ensaimada fue uno de los vehículos que los judíos conversos de la isla, ante la orden de expulsión dictada en en 1492 por los Reyes Católicos, usaron para demostrar que se habían cristianizado como mandaban los cánones. Para ello, decidieron elaborar uno de sus típicos panes trenzados, con manteca de cerdo, un ingrediente prohibido por la religión judía. Así demostraban de forma visible que su conversión al cristianismo era completa y fidedigna.De ahí que la palabra “ensaïmada” provenga de saïm, que es manteca de cerdo en mallorquín.”
Este pilar de nuestra gastronomía se elabora en hornos con harina, azúcar, levadura, huevos y saïm. Además, como explica Joan, ganador del premio a la Mejor Ensaimada del Mundo en 2017, “la ensaimada fue antaño un dulce sin relleno y, aunque todavía podemos encontrarla así, actualmente la rellenamos con multitud de sabores, como cabello de ángel, crema pastelera, crema de avellana, chocolate blanco, nueces, nata, incluso albaricoques, sobrasada y plátano”.
El dulce mallorquín tan típico se puede degustar en muchos hornos y pastelerías de Inca, que cuentan con el sello del Consejo Regulador de la IGP Ensaimada de Mallorca. Además, en las cafeterías también es habitual acompañar el café con leche con una ensaimada individual.
Masa dulce con forma de tableta rectangular, hecha de miel, azúcar, canela y almendras. Si las almendras están molidas se denomina turrón flujo; si están enteras, duro. En Inca, encontramos la especialidad “torró fort d’Inca”, que se consume todo el año, pero que especialmente en Navidad no puede faltar en ninguna mesa.
De los productos no alimenticios, no nos podemos olvidar de la industria zapatera y de todos los objetos elaborados con piel: guantes, cinturones, chaquetas, bolsos, etc. de larga tradición y prestigio. Inca cuenta con una dilatada historia zapatera, iniciada ya en el siglo XV con los gremios de zapateros, que aún perdura hoy con grandes y reconocidas marcas. Asimismo, en Inca, destaca también la industria y la artesanía de la cerámica, vajillas pintadas, platos decorativos, siurells y otros productos elaborados con barro. véase la Ruta del Calzado