La ciudad de Inca tiene una ubicación perfecta para los ciclistas: el corazón de Mallorca. Y eso significa estar cerca de todas las posibilidades. Al oeste, la sierra de Tramuntana y sus curvas y paisajes de piedra y bosque; al norte, el mar de las bahías de Alcúdia y Pollença, coronadas por el cabo Formentor; al este, las rutas por el Pla de la isla, de campos sembrados y pueblos de tiempo lento; y al sur, Palma y su oferta casi infinita.

Pero Inca tiene mucho más valor que ser un punto de salida: es un municipio lleno de caminos, con más o menos desnivel, más largos y más cortos, asfaltados o de tierra, que permiten rellenar casi todos los cuadros de la oferta ciclista que Mallorca puede ofrecer. Rutas como las del Camí vell de Lloseta, o el Camí vell de Biniamar, de Llubí, Pollença, Muro o Costitx, permiten entender la vida antes de las carreteras anchas de tráfico intenso, y circular con tranquilidad, con poca densidad de coches. Subir a Santa Magdalena es un placer que se mantiene sin alterar desde hace años y redondea, con la GR 222, el Circuito Parc des Serralt o Ses Cimenteres, una lista que, añadido a la gran oferta gastronómica para poder recuperar fuerzas, supone una de las mejores opciones para los amantes de las dos ruedas.